Un Reino de Supremacía en el Padre Universal

Yo os he dejado claro que el reino de los cielos es la Omnipresencia del Dios de la Supremacía que incluye todos los Reinos y todas las criaturas.

Todas las vidas son miembros de este Reino Uno de la Supremacía, y deben comenzar con el concepto dual de la verdad de la paternidad de Dios y centrarse en él ... la maternidad de la Deidad y el hecho correlativo de la hermandad de las hijas e hijos de la humanidad. .

La aceptación de tal enseñanza, que Yo proclamo ahora, liberará a cada vida humana de la eterna esclavitud del miedo animal y de la esclavitud materialista, y al mismo tiempo enriquecerá la vida humana con las siguientes dotes de la nueva vida de libertad espiritual y destino divinamente ordenado de pleno propósito en la progresión de la vida ... el plan de la ascendencia progresiva de los individuos:

1. La posesión de un nuevo coraje y poder espiritual aumentado. El evangelio del reino es liberar a la humanidad e inspirarla a atreverse a esperar la vida eterna.

2. El evangelio lleva un mensaje de nueva confianza y verdadero consuelo para todas las criaturas.

3. Este es un nuevo estándar de valores morales y de ansias impulsadas ​​por el espíritu, una nueva medida ética y un indicador con el cual medir la conducta humana y evaluar y comprender su lugar en este universo. Este representa el ideal de un resultante nuevo orden de la sociedad humana.

4. Este enseña la preeminencia de lo espiritual frente a lo material; glorifica las realidades espirituales y exalta los ideales sobrehumanos.

5. Este nuevo evangelio sostiene el logro espiritual como la verdadera meta de la vida. La vida humana recibe una nueva dotación del receptáculo más maduro de las vestiduras del alma, unos valores morales mediante los cuales la personalidad puede progresar, y la actualización de la dignidad divina que permite la maduración de todos los significados, las virtudes y las visiones.

6. Yo enseño que las realidades eternas son el resultado (la recompensa) de un recto esfuerzo terrenal progresivo por la verdad, el orden y el amor incondicional. La estancia mortal de la humanidad en la tierra adquiere nuevos significados como consecuencia del reconocimiento de un destino noble.

7. Mi evangelio del siglo XXI afirma que la salvación humana es la revelación de un propósito divino de gran alcance que debe cumplirse y realizarse en el destino futuro del servicio sin fin de los sobrevivientes hijos e hijas de Dios.

8. Mi evangelio del siglo XXI se actualiza con la experiencia personal de realizar las cualidades superiores de la vida espiritual; que estas realidades de la experiencia espiritual se traducen progresivamente en niveles nuevos y más elevados de la certeza divina y de una eterna grandeza.

Yo enseño un concepto recientemente revelado de la doble naturaleza del reino en el que describo las siguientes dos fases de la entrada al reino de Dios el Supremo:

Primero. El reino de Dios en este mundo, el deseo supremo de hacer la voluntad de Dios, el amor desinteresado de los seres humanos que producen los buenos frutos de una conducta ética y moral mejorada.

Segundo. El reino de Dios en el cielo, la meta de los creyentes mortales, el estado en dónde el amor a Dios es perfeccionado y donde la voluntad de Dios es hecha de manera más divina.

Yo enseño que, por fe, el creyente entra al reino ahora a través de su propia Vida de Dios Individualizada que habita en él. En las Revelaciones de mi evangelio hay dos cosas esenciales para la entrada por fe en el reino:

1. La Fe, la sinceridad. Venir como un niño pequeño, para recibir el otorgamiento de la filiación como un regalo; para someterse a hacer la voluntad del Padre sin cuestionar y con plena confianza y una genuina veracidad en la sabiduría del Padre; entrar al reino libre de prejuicios y preconceptos; ser de mente abierta y enseñable como un niño puro.

2. El hambre por la verdad. La sed por la rectitud, un cambio de mentalidad, la adquisición del motivo para ser como Dios y encontrar a Dios.

El pecado no es el hijo de una naturaleza defectuosa, sino más bien el hijo de una mente conocedora dominada por una voluntad insumisa.

En cuanto al pecado, Yo enseño que Dios ha perdonado; que nosotros ponemos ese perdón a disposición personal mediante el acto de perdonar a nuestros semejantes, y mediante la plena responsabilidad de reclamar la naturaleza creativa.

Cuando vosotros perdonáis a vuestro hermano y hermana en la carne, de ese modo creáis la capacidad en vuestra propia alma para recibir la realidad del perdón de Dios por vuestras propias faltas.

Yo enseño que la fe, la simple creencia infantil, es la llave de la puerta del reino; que, habiendo entrado por la puerta, están los pasos progresivos hacia la rectitud que todo niño creyente debe ascender para crecer hasta la estatura plena de los robustos hijos de Dios.

Es en esta consideración de la técnica espiritual de recibir el perdón de Dios donde el logro de la rectitud del reino es revelado.

La fe es el precio que vosotros pagáis por entrar a la familia de Dios; pero el perdón es el acto de Dios que acepta vuestra fe como el precio de admisión.

Y la recepción del perdón de Dios por un creyente del reino implica una experiencia definida y real y consiste en los siguientes cuatro pasos, los pasos del reino de la rectitud interior:

1. El perdón de Dios está realmente disponible y es experimentado personalmente por el hombre justo en la medida en que perdona a sus fraternos.

2. El hombre no perdonará verdaderamente a sus semejantes a menos que los ame como a sí mismo.

3. Pues amar a vuestro prójimo como a vosotros mismos es la ética más elevada.

4. La conducta moral, la verdadera rectitud, se convierte, entonces, en el resultado natural de tal amor.

Por lo tanto, es evidente que la religión verdadera e interior del reino tiende infaliblemente y cada vez más a manifestarse ella misma en las prácticas avenidas del servicio social.

Yo enseño una religión viva que impulsa a sus creyentes a participar en el servicio amoroso mediante la primera intimidad individual de oración plena con Dios, y mediante la reverencial adoración que motiva la alabanza y una comunión con el Espíritu de Dios que vive dentro de cada mente y corazón humanos.

La rectitud y la ética de la vida nacen de esta santa relación. Yo enseño que la verdadera espiritualidad religiosa es una causa y que toda moralidad ética es un resultado.

La rectitud de cualquier acto debe ser medida por el motivo; las formas más elevadas del bien son, por lo tanto, inconscientes.

Yo nunca me preocupé por la moral o la ética como tal. Yo estoy totalmente preocupado por esa comunión interior y espiritual con Dios el Padre que de manera tan certera y directa se manifiesta ella misma como un servicio exterior y amoroso para el hombre.

Yo enseño que la religión del reino es una experiencia personal genuina que ningún hombre puede contener dentro de sí mismo; que la consciencia de ser miembro de la familia de los creyentes conduce inevitablemente a la práctica de los preceptos de la conducta familiar, al servicio de los hermanos y hermanas en el esfuerzo por mejorar y ampliar la fraternidad.

La religión del reino es personal, individual; los frutos, los resultados, son familiares, sociales.

Mi evangelio de enseñanza exalta el carácter sagrado del individuo en contraste con la comunidad. Doy reconocimiento amoroso a la idea de que la vida humana desarrolla el carácter a través de esta relación de comunicación de alabanza y de oración plena y de una comunión amorosa con el Infinito, y el resultado final de esta relación satisfactoria es que surge una motivación de servicio desinteresado; que los seres humanos despliegan su naturaleza moral en relaciones amorosas con sus semejantes.

Al enseñar que el reino está dentro, al exaltar al individuo, Yo por la presente doy un golpe mortal a la vieja sociedad en el sentido de que Yo estoy marcando el comienzo de la nueva época dispensacional de verdadera justicia social y orden divino.

Este nuevo orden de sociedad ha sido poco conocido por el mundo porque éste se ha negado a practicar los principios del evangelio del reino de los cielos. Y cuando este reino de preeminencia espiritual llegue a la tierra, no se manifestará en meras condiciones sociales y materiales mejoradas, sino más bien en las glorias de aquellos valores espirituales mejorados y enriquecidos que son característicos de la era inminente de las relaciones humanas mejoradas y de los logros del avance espiritual.

En el transcurso de las muchas conferencias que Yo he dado ... y los muchos sermones que he pronunciado, Yo enfatizo siempre en las cinco fases esenciales de transformación, o épocas, del reino, y ellas son:

1. La experiencia personal e interna de la vida espiritual de la fraternidad del creyente individual con Dios el Padre.

2. La hermandad cada vez mayor de los creyentes del evangelio, los aspectos sociales de la moral mejorada y la ética viva que resulta desde el reinado del espíritu de Dios en los corazones de los creyentes individuales.

3. La hermandad supermortal de seres espirituales invisibles que prevalece en la tierra y en el cielo, el reino sobrehumano de Dios.

4. La perspectiva del cumplimiento más perfecto de la voluntad de Dios, el avance hacia el amanecer de un nuevo orden social en relación con una vida espiritual mejorada—la próxima era del hombre.

5. El reino en su plenitud, la futura era espiritual de luz y vida en la tierra.

Por lo tanto, vosotros debéis examinar siempre mi enseñanza para determinar a cuál de estas cinco fases vosotros podéis hacer referencia cuando Yo haga uso del término reino de los cielos.

Mediante este proceso de cambiar gradualmente la voluntad del hombre y, por lo tanto, afectar las decisiones humanas, Yo, Michael y mis asociados también estamos cambiando gradualmente pero ciertamente el curso completo de la evolución humana, social y de otras modalidades.

Una vez más, Yo hago hincapié en los siguientes cinco puntos que representan las características cardinales del evangelio del reino:
1. La preeminencia del individuo.

2. La voluntad como factor determinante en la experiencia del hombre.

3. La Fraternidad Espiritual con Dios el Padre.

4. Las satisfacciones supremas del servicio amoroso del hombre.

5. La trascendencia de lo espiritual sobre lo material en la personalidad humana.

Este mundo nunca ha probado seria, ni sincera ni honestamente estas ideas dinámicas e ideales divinos de mi doctrina del reino de los cielos.

Sin embargo, no os desaniméis por el aparentemente lento progreso de la idea del reino en Urantia.

Recordad que el orden de evolución progresiva está sujeto a cambios periódicos repentinos e inesperados tanto en el mundo material como en el espiritual.

Mi nuevo autootorgamiento del siglo XXI como un Hijo encarnado es un evento tan extraño e inesperado en la vida espiritual del mundo.

Tampoco cometais el error fatal, al buscar la manifestación de la época del reino, de no lograr su establecimiento dentro de vuestras propias almas.

Yo había prometido una nueva revelación del reino en la tierra y en algún momento futuro; Yo además prometí volver a este mundo en persona en algún momento. Y estas promesas se están cumpliendo ahora.

Verdaderamente esto es para que os deis cuenta de que ciertos resultados sociales aparecerían en el mundo como consecuencia de la difusión del evangelio del reino; pero Yo tengo la intención de que todas esas manifestaciones sociales deseables deberían aparecer como resultados inconscientes e inevitables, o frutos naturales, de esta experiencia personal interna de los creyentes individuales, esta comunión y fraternidad puramente espiritual con el espíritu divino que habita y activa a todos esos creyentes; que el alma de la personalidad amante de la verdad, la que tiene hambre y sed de rectitud, por Dios, es admitida por fe en el reino espiritual; para realizar el ideal viviente de cada uno de establecer el reino en vuestros corazones por el dominio y la guía del espíritu del creyente individual, y por el establecido Espíritu de la Verdad del Santo Consolador que viene a guiar la vida de cada hombre hacia toda la Verdad.

Reemplazará a las antiguas y desactualizadas tergiversaciones de mi evangelio de enseñanza con una proclamación recién entendida de "el reino de Dios está a la mano" — un regreso al alto concepto espiritual de mi viviente enseñanza e ideal, de modo que vosotros proclaméis que el reino es la voluntad dominante y trascendente de vuestro Padre celestial en el corazón del creyente, y llegaréis a daros cuenta de la necesidad de lograr hacer todo esto sin referiros de ninguna manera a alguna iglesia visible y tangible en la tierra o a la anticipada segunda venida de Cristo que hoy Yo estoy cumpliendo sin el conocimiento de la mayoría de los hombres y mujeres.

Mi regreso al escenario mundial trae este reavivamiento recientemente aclarado de mis enseñanzas reales, y una reafirmación tal que deshará el trabajo de mis primeros seguidores que se dispusieron a crear un sistema de creencias socio-filosóficas con respecto al hecho de mi estadía en la tierra.

Las Vidas Humanas continúan durmiendo en el capullo en el cual dormita ahora mi concepto del reino.

El reino de la hermandad divina todavía está vivo y eventualmente y ciertamente surgirá de esta larga inmersión, tan seguramente como la mariposa eventualmente emerge como el hermoso despliegue de su menos atractiva criatura desde su metamórfico desarrollo.

Michael of Nebadon
Los Documentos de Urantia

Original
One Kingdom of Supremacy in the Universal Father

I have made it clear to you that the kingdom of the heavens is the Omnipresence of God the Supremacy which includes every Kingdom and all creatures.

All lives are members of this One Supremacy Kingdom, and must begin with, and be centered in, the dual concept of the truth of the fatherhood of God .. the motherhood of Deity, and the correlated fact of the brotherhood and the sisterhood of humankind.

The acceptance of such a teaching, I proclaim now will liberate each human life from the age-long bondage of animal fear and materialistic enslavement, and at the same time it will enrich human living with the following endowments of the new life of spiritual liberty and divinely-ordained purposeful destiny in the progression of life .. the plan of the progressive ascendancy of individuals:

1. The possession of new courage and augmented spiritual power. The gospel of the kingdom is to set humankind free and inspire you to dare to hope for eternal life.

2. The gospel carries a message of new confidence and true consolation for all creatures.

3. It is a new standard of moral values and spirit-urged impulses, a new ethical measurement and gauge wherewith to measure human conduct and to give evaluation and understanding to your place in this universe. It portrays the ideal of a resultant new order of human society.

4. It teaches the pre-eminence of the spiritual compared with the material; it glorifies spiritual realities and exalts superhuman ideals.

5. This new gospel holds up spiritual attainment as the true goal of living. Human life receives a new endowment of the more mature soul vestment receptacle, moral values by which personality may progress, and the actualization of divine dignity ripening all meanings and virtues and vision.

6. I teach that eternal realities are the result (reward) of righteous earthly progressive striving for truth, order, and unconditional love. Humankind's mortal sojourn on earth acquires new meanings consequent upon the recognition of a noble destiny.

7. My 21st Century gospel affirms that human salvation is the revelation of a far-reaching divine purpose to be fulfilled and realized in the future destiny of the endless service of the surviving sons and daughters of God.

8. My 21st Century gospel is actualized in the personal experience of realizing the higher qualities of spiritual living; that these realities of the spirit experience are progressively translated to new and higher levels of divine certainty and eternal grandeur.

I teach a newly revealed concept of the double nature of the kingdom in that I portray the following two phases of entering the kingdom of God the Supreme:

First. The kingdom of God in this world, the supreme desire to do the will of God, the unselfish love of human beings which yields the good fruits of improved ethical and moral conduct.

Second. The kingdom of God in heaven, the goal of mortal believers, the estate wherein the love for God is perfected, and wherein the will of God is done more divinely.

I teach that, by faith, the believer enters the kingdom now through their own Individualized God Life dwelling therein. In my gospel Revelations there are two things essential to faith-entrance into the kingdom:

1. Faith, sincerity. To come as a little child, to receive the bestowal of sonship as a gift; to submit to the doing of the Father’s will without questioning and in the full confidence and genuine trustfulness of the Father’s wisdom; to come into the kingdom free from prejudice and preconception; to be open-minded and teachable like an unspoiled child.

2. Truth hunger. The thirst for righteousness, a change of mind, the acquirement of the motive to be like God and to find God.

Sin is not the child of a defective nature but rather the offspring of a knowing mind dominated by an unsubmissive will.

Regarding sin, I teach that God has forgiven; that we make such forgiveness personally available by the act of forgiving our fellows, and by the full accountability of claiming the creative nature.

When you forgive your brother and sister in the flesh, you thereby create the capacity in your own soul for the reception of the reality of God’s forgiveness of your own misdeeds.

I teach that faith, simple childlike belief, is the key to the door of the kingdom; that, having entered the door, there are the progressive steps of righteousness which every believing child must ascend in order to grow up to the full stature of the robust sons of God.

It is in the consideration of the spirit technique of receiving God’s forgiveness that the attainment of the righteousness of the kingdom is revealed.

Faith is the price you pay for entrance into the family of God; but forgiveness is the act of God which accepts your faith as the price of admission.

And the reception of the forgiveness of God by a kingdom believer involves a definite and actual experience and consists in the following four steps, the kingdom steps of inner righteousness:

1. God’s forgiveness is made actually available and is personally experienced by man just in so far as he forgives his fellows.

2. Man will not truly forgive his fellows unless he loves them as himself.

3. To thus love your neighbor as yourself is the highest ethics.

4. Moral conduct, true righteousness, becomes, then, the natural result of such love.

It therefore is evident that the true and inner religion of the kingdom unfailingly and increasingly tends to manifest itself in practical avenues of social service.

I teach a living religion that impels its believers to engage in the doing of loving service by first individual prayerful intimacy with God, and by praise-motivating worshipful adoration and do one communion with the Spirit of God living within each human mind and heart.

Righteousness and the ethics of living is grown out from this holy
relationship. I teach that true religious spirituality is cause and all ethical morality is a result.

The righteousness of any act must be measured by the motive; the highest forms of good are therefore unconscious.

I am never concerned with morals or ethics as such. I am wholly concerned with that inward and spiritual fellowship with God the Father which so certainly and directly manifests itself as outward and loving service for man.

I teach that the religion of the kingdom is a genuine personal experience which no man can contain within himself; that the consciousness of being a member of the family of believers leads inevitably to the practice of the precepts of the family conduct, the service of one’s brothers and sisters in the effort to enhance and enlarge the brotherhood.

The religion of the kingdom is personal, individual; the fruits, the results, are familial, social.

My teaching gospel exalts the sacredness of the individual as contrasted with the community. I give loving recognition to the idea that human life develops character by this praiseful and Prayerful relationship communication and loving communion with Infinity, and the end results of this satisfying relationship is that an unselfish service motivation emerges; that human beings unfold their moral nature in loving relations with their fellows.

By teaching that the kingdom is within, by exalting the individual, I hereby strike a deathblow with the old society in that I am ushering in the new dispensational epoch of true social righteousness and divine order.

This new order of society the world has little known because it has refused to practice the principles of the gospel of the kingdom of heaven. And when this kingdom of spiritual pre-eminence does come upon the earth, it will not be manifested in mere improved social and material conditions, but rather in the glories of those enhanced and enriched spiritual values which are characteristic of the approaching age of improved human relations and advancing spiritual attainments.

In the course of the many lectures which I have given .. and the many sermons which I have delivered, I emphasize always the five essential transformational phases, or epochs, of the kingdom, and they are:

1. The personal and inward experience of the spiritual life of the fellowship of the individual believer with God the Father.

2. The enlarging brotherhood of gospel believers, the social aspects of the enhanced morals and quickened ethics resulting from the reign of God’s spirit in the hearts of individual believers.

3. The supermortal brotherhood of invisible spiritual beings which prevails on earth and in heaven, the superhuman kingdom of God.

4. The prospect of the more perfect fulfillment of the will of God, the advance toward the dawn of a new social order in connection with improved spiritual living—the next age of man.

5. The kingdom in its fullness, the future spiritual age of light and life on earth.

Wherefore must you always examine my teaching to ascertain which of these five phases you may have reference to when I make use of the term kingdom of heaven.

By this process of gradually changing man’s will and thus affecting human decisions, I, Michael and my associates are likewise gradually but certainly changing the entire course of human evolution, social and otherwise.

Once again, I place emphasis on the following five points as representing the cardinal features of the gospel of the kingdom:

1. The pre-eminence of the individual.

2. The will as the determining factor in man’s experience.

3. Spiritual fellowship with God the Father.

4. The supreme satisfactions of the loving service of man.

5. The transcendency of the spiritual over the material in human personality.

This world has never seriously or sincerely or honestly tried out these dynamic ideas and divine ideals of my doctrine of the kingdom of heaven.

Yet, be not discouraged by the apparently slow progress of the kingdom idea on Urantia.

Remember that the order of progressive evolution is subjected to sudden and unexpected periodical changes in both the material and the spiritual worlds.

My new 21st Century bestowal as an incarnated Son is just such a strange and unexpected event in the spiritual life of the world.

Neither make the fatal mistake, in looking for the age manifestation of the kingdom, of failing to effect its establishment within your own souls.

I had promised a new revelation of the kingdom on earth and at some future time; I also promised sometime to come back to this world in person. And these promises are becoming fulfilled now.

Truly it is to become realized that certain social results would appear in the world as a consequence of the spread of the gospel of the kingdom; but I intend that all such desirable social manifestations should appear as unconscious and inevitable outgrowths, or natural fruits, of this inner personal experience of individual believers, this purely spiritual fellowship and communion with the divine spirit which indwells and activates all such believers; that the truth-loving personality soul, the one who hungers and thirsts for righteousness, for God, is admitted by faith to the spiritual kingdom; to realize each one's living ideal of the establishment of the kingdom in their hearts by the spirit’s domination and guidance of the individual believer, and by the established Spirit of Truth Holy Comforter which comes to guide every man's life into all Truth.

There will supplant the olden and outdated misrepresentations of my teaching gospel with a newly understood proclaiming of “the kingdom of God is at hand”— a return to the high spiritual concept of my living teaching and ideal, so that you will proclaim that the kingdom is the will of your heavenly Father dominant and transcendent in the heart of the believer—and you will come to realize the need to accomplish doing all this without in any way referring either to some visible and tangible church on earth or to the anticipated second coming of Christ today which I am fulfilling unbeknownst to most all men and women.

My return upon the world stage brings this newly clarified revival of my actual teachings, and such a restatement as will undo the work of my early followers who went about to create a sociophilosophical system of belief regarding the fact of my sojourn upon the earth.

Human lives continue to sleep in the cocoon in which my kingdom concept now slumbers.

The kingdom of the divine brotherhood is still alive and will eventually and certainly come forth from this long submergence, just as surely as the butterfly eventually emerges as the beautiful unfolding of its less attractive creature of metamorphic development.

Michael of Nebadon
The Urantia Papers